BODEGAS SINGULARES®: Bodegas Benjamín de Rothschild & Vega Sicilia (MACÁN), ser histórico no es solo cuestión de años.

El río Ebro baña los viñedos repartidos entre Álava, La Rioja y una pequeña porción de Navarra, vertebra y conforma la Denominación de Origen Calificada La Rioja. Algunos de estos viñedos superan los 80 años y están repartidos por multitud de majuelos en parcelas minifundistas que hoy son uno de los bienes más preciados de viticultores y bodegueros.

Este valor diferencial lo tenía muy claro las familias Álvarez y Rothschild cuando decidieron unirse y crear la bodega MACÁN en Samaniego (Álava) en el año 2004, a dos años de cumplir la veintena. Tal decisión les llevó a superar el pago de 90.000 euros por hectárea hace más de 15 años, todo un capital para quien quiso desprenderse de estas joyas, aunque es cierto, que hoy, estos viñedos duplican el valor de compra y es un bien cada vez más escaso.

Con respecto a las 98 hectáreas de viñedo, están repartidas en 120 parcelas que, aun siendo muchas y repartidas, no han escatimado en el estudio de la composición de suelos para catalogar y organizar la vendimia y también los vinos de la bodega, que hoy, se limitan a MACÁN y MACÁN CLÁSICO.

Que tengan la gama bien definida, no quita que tengan una pequeña bodega para microvinificaciones, ese rincon soñado por la mayoría de enólogos con inquietudes.

Como cualquier buen proyecto vitivinícola que se precie, lo primero es garantizar la producción mediante el viñedo, una vez asegurada la uva de más calidad, se dio paso a la construcción de la bodega, un orden lógico que no todo el mundo comprende. Ahí han quedado cantidad de “mausoleos” construidos en la primera década del siglo XXI.

 

En 2009, con el alquiler de una bodega en la localidad de Leza, comienza la elaboración y es en 2015 cuando se comienza la obra de la bodega bajo la firma del arquitecto Enrique Johansson. La primera cosecha se procesa en el año 2017

Protegida por sierra Cantabria y con el horizonte embriagador de una de las mejores comarcas de vino en el mundo, se encuentra una bodega moderna, con última tecnología pero que no ha renunciado a la estética. Realmente son tres naves conectadas que tienen la lógica del trabajo de la uva y el vino por gravedad. Esto no es nada moderno, es como se ha trabajado hasta la llegada de la industrialización a las bodegas.

Sobra decir que la limpieza es extrema, casi quirúrgica, el gran vino así lo requiere.

Con unas de las mejores vistas que puede tener cualquier winelover, por todo lo que significa para el vino la “sierra Cantabria”, y acompañado de la enóloga de la bodega, Tatiana Puras, aprovecho para catar dos vinos de la casa, uno que está en el mercado y otro, ejemplo de elaboraciones que quedan para la historia interna de Macan.

 

MACÁN CLÁSICO 2018

Una añada atlántica, con retraso de vendimia de dos semanas en el que se busca potencia y frescura.

Intensidad de fruta con muchos matices especiados, sutil incienso y tostados.

En boca es un vino con mucho recorrido, con capacidad de mejora en los próximos años. En boca hay tanino noble, carnoso, el tiempo ayudará a redondear. En retrogusto, sobresale el recuerdo de fruta de hueso (ciruela y cereza) acompañado de especias.

 

BLANCO VIURA 2016 (sin imagen por conservar confidencialidad)

Un blanco experimental. Con crianza de 9 meses en barrica nueva, y depósito.

Nariz manzana, madera presente pero elegante y bien integrada. Toques balsámicos, hinojo. Cuando lo dejas en copa, deja salir notas florales que aportan mayor complejidad.

En boca es expresivo, fresco, con mucho recorrido. Tanino que aporta carnosidad y con una acidez que sorprende.

 

Fotografía y textos: Joaquín Parra, Wine Up! ©2022

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